El coste oculto de la productividad.

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Porqué cuesta tanto relajarse y cómo afecta al cuerpo y a las relaciones.

Por contradictorio que suene, es URGENTE recuperar la CALMA. Mucho.

Es preocupante la cantidad de personas que me encuentro con prisa, sin tiempo, queriendo abarcar demasiado… Con muchos problemas para crear y habitar la calma, es decir, con problemas para regular su sistema nervioso. 

Hemos normalizado vivir situaciones de estrés sostenidas en el tiempo, que a la larga generan enfermedad.

He estado en un montón de conversaciones donde se normaliza el insomnio como algo que te pasa y con lo que TÚ no puedes hacer nada, donde se camufla la ansiedad bajo el epígrafe de perfeccionista con atención al detalle, donde se confunde la hiperactivación con la producción y donde se puede llegar a etiquetar de vago a aquellas personas que velan por mantener su calma y bienestar, por atender y regular sus sistema nervioso.

El cuerpo y su sistema de autorregulación

Tenemos un cuerpo maravillosamente organizado, sostenible, capaz de autorregularse de formas increíbles, hasta el punto de que a veces, parece magia.

Todas las partes están interconectadas, cada parte con una función específica y especializada y al mismo tiempo, influenciándose entre sí.

Por esto, cuando una falla, es importante mirar el conjunto completo.

Esa amalgama compleja de sistemas y funciones que nos da vida, nos energiza, moviliza y regula para poder ser y hacer todo lo que somos y hacemos.

Dentro de este mapa complejo que es el cuerpo humano hoy quiero hablarte del sistema nervioso, esa gran red que irradia absolutamente todo dentro de ti. 

Con este artículo queremos hacerlo sencillo, que se comprenda a nivel general. Si quieres información más científica o concreta de cada parte, existe un montón de literatura disponible. Pero no estamos aquí para hacer un doctorado al respecto 🙂

Al lío.

El sistema nervioso es esencial para todo lo que tu cuerpo hace y para tu relación con el mundo, desde lo más simple a lo más complejo, todo pasa por “los nervios”.

Recibir información, procesarla, generar respuestas, coordinar las funciones de diferentes órganos y sistemas, el aprendizaje, la memoria, el pensamiento, regular el estado de ánimo, las emociones. TODO.

De lo macro a lo micro, el sistema nervioso se divide en dos subsistemas:

1 Sistema Nervioso Central 

Con sus dos componentes: el cerebro (responsable del pensamiento, aprendizaje, memoria y control de movimientos voluntarios… ) y la médula espinal (para transmitir señales entre el cerebro y el cuerpo). 

2 Sistema Nervioso Periférico 

Todos los nervios que se ramifican desde la médula por todo el cuerpo, transmitiendo información desde y hacia el cerebro.

Hasta aquí todo parece sencillo pero este sistema periférico se subdivide en otros dos:

2.1 Sistema Nervioso Somático

Para movimientos voluntarios y manejo de toda la información sensorial (profundizaremos en éste en otro momento).

2.2 Sistema Nervioso Autónomo

Para funciones involuntarias involucradas en la homeostasis del cuerpo (órganos, mantenerte vivo, activarse, relajarse, recuperarse…) 

En éste no tenemos mucho control, va a su aire, y sin embargo, va a ser determinante en nuestro estado de ánimo.

Este sistema se divide en dos funciones principales para activar y desactivar el cuerpo.

2.2.1 Sistema nervioso simpático

Es el responsable de darnos la energía necesaria para afrontar situaciones que nos encontramos. Produce muchas sensaciones que afectan a todo el cuerpo: 

  • Aumenta el ritmo cardíaco para movilizar energía.
  • Dirige la sangre hacia los músculos principales para luchar o correr.
  • Incrementa la respiración para llevar más oxígeno a los músculos.
  • Hace sudar, para enfriar el cuerpo mientras trabaja duro.
  • Dilata las pupilas, para que entre más luz y ver mejor.
  • Disminuye la salivación.
  • Genera tensión muscular.
  • Libera glucosa para conseguir energía adicional. 
  • Reduce la actividad digestiva para desviar energía a otras funciones más urgentes. 
  • Dilatación de los bronquios para facilitar la entrada de aire a los pulmones. 
  • Liberación de adrenalina para reforzar todas las respuestas. 

En resumen, el sistema nervioso simpático activa el cuerpo para la acción, preparándolo para la lucha o la huida ante situaciones de peligro o estrés.

2.2.2  Sistema parasimpático

Tiene la función opuesta: relajar el cuerpo y recuperarse:

  • Disminuye la frecuencia cardíaca para inducir relajación
  • Estimula la digestión para recuperar la tarea de absorber nutrientes y eliminar desechos.
  • Promueve el sueño reparador, para recuperarse física y mentalmente.
  • Favorece la regeneración celular.
  • Fortalece el sistema inmune y la reparación del cuerpo.

El equilibrio entre estos dos sistemas es importante para el bienestar de la persona ya que tiene efectos complementarios, y ambos son super necesarios para afrontar la vida.

Son los que nos interesan en este artículo para comprender la ansiedad y el estado de hipervigilancia en que vive la población actualmente. 

Recordando que esta red eléctrica que llevamos dentro se interconecta de forma rapidísima, moviéndose por sí misma, sin que nosotros podamos decidir casi nada de forma voluntaria. 

Digo esto para que quede claro que leer ayuda a entender, pero para regularse, hará falta DECIDIR y HACER otras cosas. Seguramente cosas que no has hecho antes. Y esto a los que nos gusta el control, no nos mola nada, ¿verdad?

Para comprender todo esto bien es importante conocer el término Neurocepción.

La neurocepción

Es un sistema de “vigilancia” que tiene el Sistema Nervioso Autónomo para explorar el entorno en busca de señales de seguridad y peligro

Este sistema de alerta está continuamente escaneando absolutamente todo, el mundo, el entorno, las otras personas, el estado interno del propio cuerpo… 

Y funciona a nivel inconsciente

En función de las señales que va detectando del entorno, el sistema nervioso se prepara para afrontar la situación y dar una respuesta que garantice la supervivencia; lucha, huida, bloqueo… y una vez resuelta la situación, detectar seguridad y volver con el sistema parasimpático al estado de calma y reparación.

Como empezarás a sospechar, el CONTEXTO importa mucho.

Y sí, la interpretación que hagas de él también, pero tus bases para interpretar las has aprendido del contexto así que al final, mucho viene de ahí: Tú contexto.

Cuanto más aprendo y observo esto, más me preocupa el mundo, porque parece (¿sólo parece?) que alguien lo hubiera diseñado para que todo parezca potencialmente peligroso.

Me surgen dudas, quiero que queden claras las consecuencias graves de tener el sistema nervioso desregulado pero no ir metiendo miedo ni sembrar el pánico (más) en el personal.

Es importante comprender que este sistema funciona solo, no podemos darle órdenes conscientes desde el cerebro, no lo vamos a poder regular con pensamientos y por tanto, deja a la psicología puramente conversacional con un vacío importante.

Y por eso ahora me gustaría hablarte de la teoría polivagal de Stephen Porges, quien explica que todo esto es una experiencia que ocurre muy por debajo de los dominios del pensamiento consciente e influye directamente en nuestra capacidad de relacionarnos con otras personas.

Teoría polivagal (Stephen Porges)

Con esta teoría Porges explica muy bien cómo las respuestas ante el estrés y el sentimiento de seguridad determina nuestra capacidad para sentirnos conectados y capaces en las relaciones sociales. Esto a su vez será determinante para la regulación emocional y la salud mental de las personas.

Define una jerarquía de reacciones del sistema autónomo:

  • Cuando interpreta seguridad nos relajamos y nos abrimos a conectar con las otras personas a nivel intimo.
  • Cuando interpreta peligro, activa reacciones de lucha o huida.
  • Cuando percibe peligro para la vida bloquea la acción y se congela.

Resalta la importancia de algo que llama corregulación.

El estado de ánimo de una persona puede afectar a otras, de tal forma que la interacción social segura puede inducir a la calma. Somos seres sociales y necesitamos de otras personas, y nos regulamos juntas a nivel fisiológico también (inconsciente, sin hablar ni hacer nada, solo estando cerca).

Una persona segura puede ayudar a otra a sentir seguridad también, así como una persona en lucha puede llevar a otras a luchar, y una persona huyendo, puede hacer que otras huyan.

Esta teoría ha sido importante para acompañar en situación de trauma, ya que explica genial cómo la incapacidad de sentir seguridad (por el propio dolor), lleva también al aislamiento social por no poder conectar con los demás, haciendo mucho hincapié en que el tratamiento se enfoque en recuperar sentimiento de seguridad regulando el sistema nervioso, para poder abordar la regulación emocional y volver a conectar con otras personas.

En este artículo no vamos a profundizar en el trauma, es un tema muy serio que es mejor abordar con cuidado, detalle y mucho amor. Si crees que estás ahí, busca ayuda de un profesional que te encaje.

Sin embargo, sí queríamos reflexionar sobre algo a nivel más macrosocial.

Vivimos en una cultura del miedo, la lucha, la competencia, el juicio y el reproche, esto activa la respuesta de estrés, desde ahí es más difícil conectar entre personas, si no conectamos es más difícil regularnos, más sensación de inseguridad, más miedo, más aislamiento.

La cosa está así:

  • Un sistema de producción exigente, demandante y con constante activación del estrés.
  • Los modelos sociales y familiares desorganizados, sin tiempo para conciliar, y la consecuente culpa.
  • Lugares saturados de personas.
  • Pantallas e informaciones con mensajes masivos de supuestos peligros.
  • Consumismo desmedido generando necesidades imaginarias.
  • El mundo de la imagen y la estética exigiendo ser bello y valorado.
  • La exigencia del autocuidado, el crecimiento y ser tu mejor versión.

Personas con estrés, con miedo, aisladas… sin tiempo para pensar juntas, quererse, regularse y poder crear una vida que siente mejor al cuerpo.

No quiero recrearme en esto mucho, a buen entendedor pocas palabras bastan y siempre terminamos en la misma pregunta ¿A quién le interesa esto?

A nosotras no, y por eso escribimos este artículo, para poder buscar soluciones.

¿Qué pasa cuando el sistema nervioso autónomo no funciona bien?

Cuando este sistema NO funciona bien, puede detectar falsas señales de inseguridad cuando en realidad estamos a salvo, o al revés. Puede ser por trauma o por un estrés sostenido en el tiempo que no sabemos cómo resolver. 

Las más comunes son estar en hipervigilancia constante aunque estemos en un lugar seguro, o una saturación del sistema que impide la función de descanso y recuperación.

Señales de un sistema simpático sobreactivado:

  • Ansiedad: Sensación de tensión emocional que no desaparece.
  • Tu corazón late más rápido de lo normal incluso en reposo.
  • Insomnio frecuente o dificultad para relajarse antes de dormir.
  • Tensión muscular: Dolores de cabeza, cuello o espalda.
  • Trastornos digestivos: Acidez, estreñimiento o diarrea.
  • Desequilibrios hormonales: los niveles de cortisol y puede afectar al metabolismo, la fertilidad y el sistema inmune.
  • Problemas sexuales: dificulta la excitación y reduce la satisfacción en las relaciones íntimas.

Señales de un sistema parasimpático debilitado:

  • Fatiga: Sensación de agotamiento constante, incluso después de descansar.
  • Falta de concentración: Dificultad para enfocarte o pensar con claridad.
  • Sistema inmune debilitado por falta de recuperación.
  • Problemas de digestión: Incapacidad de procesar alimentos correctamente, incluso sin estrés visible.

Todos estos síntomas sostenidos en el tiempo generan enfermedades bastante graves que están impactando mucho a la población actualmente, no es el objeto de este artículo pero puedes investigar un poco si te da curiosidad.

¿Te imaginas poder mejorar tu salud solo eligiendo y entrenando la calma? Menuda fantasía, ¿no?

¿Cómo lo podemos hacer?

Como dije al principio, es URGENTE recuperar la CALMA, por nuestra salud y por nuestras relaciones personales.

No creemos que sea posible solo meditando, respirando, haciendo deporte o relajación muscular, sin embargo, estas prácticas pueden ayudar a un primer paso a relajarte un poco.

Pero es otro nivel conseguir resetear el cuerpo y vaciar la mente para poder reflexionar con claridad sobre las cosas que necesitamos cambiar, tanto en nuestra propia vida, como a nivel social.

Y no, no es fácil ni rápido, pero sí muy satisfactorio.

Sabemos que el problema es estructural, sin embargo la solución va a tener que ser individual. Quizás siendo muchos seres en calma, termine siendo algo colectivo por decisión propia (ya me estoy poniendo “utópica”…).

Es necesario que empecemos a crear y elegir esos sitios seguros y que transformemos poco a poco los que no lo son, que reestructuremos ideas y creencias para reducir el miedo y empezar a atinar mejor al interpretar peligros, que nos vayamos dando cuenta de que tenemos muchas más opciones de las que nos cuentan (de hecho las mejores nos las ocultan).

Poder parar a escuchar tu cuerpo, atenderlo y comprobar que no se cae el mundo por no estar haciendo nada.

Darnos cuenta de qué es lo realmente importante para vivir y enfocarnos en ello, verás que en realidad son pocas cosas. En serio…

Es decir, encontrar la fuerza para atrevernos a tomar decisiones que generen nuevas realidades.

Y ésto es lo que ofrecemos en Mentes Utópicas:

Lugares seguros, en entornos naturales, donde regular tu sistema nervioso, conectar con otras personas, reflexionar de forma profunda cómo quieres estar y participar en el mundo en que vivimos, y quién sabe, quizás mejorarlo un poquito.

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